Francia va a acoger y presidir la vigésimo primera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 (COP21/CMP11), también llamada «París 2015» del 30 de noviembre al 11 de diciembre. Se trata de una fecha crucial, ya que debe desembocar en un nuevo acuerdo internacional sobre el clima aplicable a todos los países, con el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de los 2ºC.Francia desempeñará por lo tanto un papel de primer orden en el plano internacional, para acercar las posiciones y facilitar la búsqueda de un consenso en Naciones Unidas y también en la Unión europea, la cual ocupa un lugar importante en las negociaciones sobre el clima.
¿Qué es la COP21?
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como CMNUCC (UNFCCC en inglés) fue adoptada durante la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992. Entró en vigor el 21 de marzo de 1994 y ha sido ratificada por 196 Estados, que constituyen las «Partes», las partes interesadas, de la Convención.
Esta Convención Marco es una convención universal de principios que reconoce la existencia de un cambio climático debido a la actividad humana y atribuye a los países industrializados la responsabilidad principal para luchar contra este fenómeno.
La Conferencia de las Partes (COP), compuesta por todos los Estados «Partes», constituye el órgano supremo de la Convención. Se reúne anualmente en conferencias mundiales en las que se adoptan decisiones para respetar los objetivos de lucha contra el cambio climático. Las decisiones solo se pueden tomar por unanimidad de las Partes o por consenso. La COP que se celebrará en París será la 21ª, de ahí el nombre de COP21.
También se habla de CMP para designar a los Estados de la Reunión de las Partes en el Protocolo de Kioto; París supondrá la 11ª sesión (de ahí CMP11). La CMP vela por la aplicación del Protocolo de Kyoto y toma decisiones para promover la eficacia de esta.
Los retos de la COP21
La COP 21 debe constituir una etapa decisiva en la negociación del futuro acuerdo internacional previsto para después de 2020, con el objetivo de que todos los países, y entre ellos los mayores emisores de gases de efecto invernadero –países desarrollados y países en desarrollo- estén vinculados por un acuerdo universal sobre el clima.
El acuerdo deberá traducir un cambio de orientación que tenga en cuenta el reto climático no ya como una necesaria "carga compartida" en lo que se refiere a las emisiones, sino como una oportunidad para crear empleo y riqueza a través del desarrollo de nuevos modelos de producción y de consumo.
Lo que está en juego es importante: se trata de lograr, por primera vez, un acuerdo universal y vinculante que permitirá luchar eficazmente contra el cambio climático e impulsar / acelerar la transición hacia sociedades y economías resilientes y bajas en carbono.
A tal efecto, el futuro acuerdo deberá tratar, de modo equilibrado, sobre los esfuerzos de disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global a 2°Celsius - y sobre la adaptación de las sociedades a los cambios climáticos ya existentes. Estos esfuerzos deberán tomar en cuenta las necesidades y las capacidades de cada país.
Por último, el acuerdo entrará en vigor a partir de 2020 y deberá ser duradero, para permitir una transformación a largo plazo.
Además, cada país deberá publicar, lo antes posible y antes de la COP21, una contribución nacional donde presente sus esfuerzos nacionales. Este tipo de ejercicio constituye una gran novedad en las negociaciones climáticas internacionales. En vísperas de la Conferencia de París, la secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas publicará una síntesis de dichas contribuciones, lo que permitirá observar el efecto acumulado de todos los esfuerzos.
Otro objetivo esencial de Paris 2015: la movilización de 100.000 millones de dólares al año por parte de los países desarrollados, de fuentes públicas y privadas, a partir de 2020. Este compromiso, formulado en Copenhague, deberá permitir a los países en desarrollo luchar contra el cambio climático, al tiempo que se favorece un desarrollo sostenible y justo. Parte de estos fondos transitarán por el Fondo Verde para el Clima, cuya primera capitalización ha alcanzado 10.200 millones de dólares.
Por último, se están desarrollando actualmente numerosas iniciativas por parte de numerosos actores no gubernamentales: ayuntamientos, regiones, empresas, asociaciones... es lo que se ha denominado, la Agenda de las soluciones. Desde la cumbre de Nueva York de septiembre de 2014, está cobrando importancia una dinámica positiva de aplicación de acciones concretas, intercambios de buenas prácticas y transferencia de conocimientos. Este conjunto de soluciones complementará los compromisos de los Estados, eviará un mensaje de oportunidades económicas y sociales y contribuirá así a reforzar la ambición de cada uno.
Sombras de París 2015
El pasado 6 de marzo de 2015, la UE presentó sus Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (INDC) formalmente y propuso un objetivo vinculante y extendido a todo el sistema económico de al menos el 40% de reducción de las emisiones internas de gases de efecto invernadero para el conjunto de la UE, por debajo de los niveles de 1990 para el año 2030. Este objetivo queda por debajo de los niveles de ambición imprescindibles para que París se convierta en un éxito. El foco de atención está principalmente en aquellos gobiernos que aún no han presentado su INDC. Sin embargo, esto no debe disuadir a la UE para mostrar su disposición a comprometerse con recortes de emisiones en París más profundos.
Un análisis recientemente realizado por Ecofys, encargado por Greenpeace, muestra que, a través de la aplicación de los enfoques globales, la participación equitativa de la UE en la reducción de las emisiones globales para 2030 estaría alrededor del 49% de reducción de las emisiones respecto a los niveles de 1990 . Por otra parte, el excedente de las asignaciones de emisiones mediante el Sistema de Comercio de Emisiones (ETS, por sus siglas en inglés) podría diluir el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero de la UE si, con el tiempo, estas asignaciones volvieran al mercado desde la llamada Reserva para la Estabilidad del Mercado (ETS MSR). Por lo tanto, una reducción de 7 puntos porcentuales, junto con la retirada de los permisos de emisión excedente son necesarios para restaurar la eficacia del ETS y asegurar que los objetivos de la UE se consigan.
La reducción de las emisiones nacionales de cada país de la UE debe dar como resultado al menos el 55% de reducción de las emisiones de toda la UE respecto a los niveles de 1990 y debe ser respaldada por un aumento de la eficiencia energética y de los objetivos de energía renovable en la UE.
Es importante incorporar en el Protocolo de París un poderoso mecanismo que estimule a los gobiernos a comprometerse con objetivos más ambiciosos después de dicha conferencia y que evite un posible bloqueo en unos niveles de ambición insuficientes para 2030.
Una simple "revisión intermedia" de los objetivos para el año 2025 no es una respuesta suficiente para garantizar que los objetivos se incrementarán en el futuro: la experiencia demuestra que tan pronto como se establezcan los objetivos, más difícil será revisarlos. Por lo tanto, el objetivo de la UE para 2030 debe complementarse con un objetivo intermedio para 2025, que debe incluirse en el compromiso de reducción de emisiones final de la UE para París. Un objetivo global a largo plazo: 100 % en energías renovables para todos los países para el año 2050, abriendo un camino de descarbonización seguro y sostenible para la economía mundial. Un objetivo del 100% de energías renovables permitiría a los gobiernos y a los inversores privados planificar con antelación y apoyar las tecnologías que requieren una comercialización a gran escala en los próximos 10 a 20 años, incluyendo la electrificación de los transportes, las tecnologías de vanguardia para la industria, el almacenamiento de energía y las tecnologías innovadoras de energías renovables. Una acción a corto plazo (definida en las INDCs) es importante para asegurar un pico y un descenso de las emisiones globales lo antes posible, pero se debe encuadrar en un horizonte temporal a largo plazo para asegurar que el objetivo global de mantener el aumento de la temperatura por debajo de 2ºC (o incluso 1,5ºC) siga pudiéndose alcanzar.
Solo 56 países han presentado sus compromisos de reducir las emisiones a día de hoy, entre ellos, los más contaminantes del planeta como EEUU, China y toda la UE. Pero son muy pocos países (este número representa sólo una cuarta parte de todos los estados miembros de la ONU) teniendo en cuenta que 140 aún no han presentado documento alguno para sumarse al objetivo.
Un análisis publicado por el Instituto de Investigación Grantham sobre Cambio Climático y el Consejo Económico y Social de Reino Unido ha advertido de que los esfuerzos de los países en la lucha contra el cambio climático no van a ser suficientes para limitar el calentamiento global a 2ºC.
El informe asegura que se deberían tomar medidas adicionales a los compromisos que se han obtenido hasta ahora. Entre ellas, incluye un trabajo duro en los próximos meses por parte de todos los países para encontrar maneras creíbles de lograr una mayor reducción de emisiones, y/o lograr a través de esfuerzos adicionales por parte de asociaciones (por ejemplo, a través de iniciativas de descarbonización específicas entre los países dispuestos).
Además, el informe Grantham también recomienda una “intensificación de los esfuerzos para aumentar la inversión y la innovación”, particularmente en el desarrollo de las ciudades, los sistemas de energía y el uso de la tierra que podrían ayudar a cerrar la brecha entre las intenciones y objetivos y la creación de un mecanismo para que los países revisen sus esfuerzos.
Así está el panorama a 13 días de que se inicie la gran cumbre sobre el cambio climático. Queda mucho por hacer. O algunos países dan el paso hacia adelante o estaremos ante un nuevo fallo mundial de cara al futuro del planeta.
La lucha contra el Cambio Climático tiene que lograr una serie de acuerdos para que:
- Proporcionen una señal fuerte para gobiernos, empresas e inversores. No más de 2ºC.
- Un acuerdo global para una economía real baja en carbono. Eliminación de subsidios a los combustibles fósiles.
- Transparencia y la rendición de cuentas. Medición, Reporte y Verificación.
- Propiciar la inversión en proyectos de bajas emisiones, Fondo Verde.
- Garantizar la equidad.
- Ayuda a poblaciones vulnerables aumentar la resilencia y adaptarse a los impactos climáticos.
Por ello sólo queda decir: “Siempre nos quedará París”