sábado, 9 de enero de 2016

"Limpieza" de Ríos

Tras las precipitaciones acaecidas en estos días, surge la idea de que "hay que limpiar los ríos", una idea que está profundamente enraizada. Culpándose a la no limpieza de los ríos como la causante de las inundaciones. 
Esta interpretación de los hechos, resulta muy llamativa y se manifiesta en ríos grandes y pequeños de la Península. 

La idea de la limpieza de los ríos puede provenir de esa mentalidad ancestral de tantas labores de manejos tradicionales, como la limpieza de los bosques para que no se produzcan incendios. Quizás, también porque en el pasado se "limpiaban" los cauces con frecuencia, a sabiendas de que no servía para nada, pero con ello se mantenía callado al personal y se ganaba votos. 
En definitiva, no hay crecida en las que no se demande la "limpieza del río" y desde luego, las aseveraciones de los científicos contra esas malas prácticas poco o nada se tienen en cuenta.


 "Limpieza" de un Río: 

En primer lugar habría que poner "limpieza" entre comillas, porque es una expresión que consiste en eliminar lo sucio, por ello debería de estar limitada a los residuos de origen humano que pueden encontrarse en el cauce del río.  
Cuando se pretende "limpiar" un río no es eliminarlo de basuras, sino de sedimentos, vegetación viva y muerta, en definitiva elementos naturales del propio río. Se demanda agrandar la sección del cauce y reducir su rugosidad para que el agua circule en mayor volumen y a mayor velocidad sin desbordarse. 

Cuando hablamos de limpieza de un río estamos dragando y arrancando vegetación, destruyendo el cauce, modificando su morfología, se rompe el equilibrio hidromorfológico vertical, transversal y longitudinal, se elimina vegetación viva, que ejercen de reguladoras del correcto funcionamiento del río, aniquilando muchos seres vivos. 
Así el río sufre un daño denunciable de acuerdo con las directivas europeas y la legislación estatal.
Estas prácticas se realizan con maquinaria pesada, sin información pública y además, sin evaluación de impacto ambiental. En España continúa siendo una práctica muy generalizada y constituye una de las causas de deterioro de nuestros ecosistemas fluviales. 

Por un lado, La "limpieza" de ríos son prácticas inútiles, ya que tras la limpieza y en los siguientes episodios de crecidas, el río volverá a acumular materiales en las mismas zonas que están "limpias", recuperando la morfología muy cercana a la original. Por ejemplo, si se draga el cauce en las primeras horas de la crecida, los sedimentos movilizados rellenarán los huecos. Pero si pensamos en los grandes ríos dragar una sección de grava de su lecho aumenta mínimamente la sección de la corriente desbordada, siendo despreciable, por lo tanto sería  tirar el dinero, es un despilfarro de mayor cuantía que indemnizar las pérdidas agrarias.

Otra cuestión evidente de la "limpieza" de los ríos es que son contraproducentes, ya que pueden provocar numerosos efectos negativos, como pueden ser: 

  • Fuerte incremento de los procesos de erosión lateral y en el propio lecho del cauce. 
  • Destrucción de la vegetación de ribera. 
  • Anulación de los procesos de regeneración de las comunidades vegetales ribereñas. 
  • Reducción de la biodiversidad. 
  • Impacto negativo sobre especies animales que pueden estar protegidas o en peligro de extinción. 
  • Incremento de especies oportunistas. 
  • Fuerte empeoramiento del estado ecológico- Incumpliendo así la Directiva Marco del Agua. 
  • Impacto paisajístico
  • Aumento de las puntas de velocidad de corriente. 
  • Generación de conflicto social. 



La Limpieza la hace el río: 

Los ríos poseen las crecidas fluviales como un mecanismo para "limpiar" periódicamente su cauce y se puede afirmar que lo hace bastante bien, mucho mejor que nosotros. El sistema fluvial es un sistema de transporte y de regulación. El cauce sirve para transportar agua, sedimentos y seres vivos, y con su propia morfología diseñada por sí mismo y con la ayuda de la vegetación tiene la capacidad de auto-regular sus crecidas. Por todo ello, se debería intentar imitarlo dando mayor espacio al río y regulándolo menos. 
Las crecidas distribuyen y clasifican los sedimentos y ordenan la vegetación, renovando el cauce, lo limpian de especies invasoras y de poblaciones excesivas. 
Se puede ayudar al río con su limpieza, retirando basuras, sin emplear maquinaria, retirando madera, o materia muerta. 

Es necesario dejar de demandar "limpiezas" y pensar en el funcionamiento de un río, buscar soluciones frente a las inundaciones, gestionarlos mejor, abordar el problema mas allá del corto plazo, porque inundaciones va a seguir habiendo y las zonas inundables, se inundarán siempre. 




Con todo esto, desde Efecto Ambientólogo queremos, por un lado,  concienciar de que la actual "limpieza" es una actuación destructiva del cauce que no sirve para reducir los riesgos de inundación.  Y por otro lado, educar para conseguir que las sociedades ribereñas renuncien a este tipo de acciones y promover mecanismos alternativos de gestión. 
Pasar del concepto de limpieza de cauces al concepto de mantenimiento y conservación de cauces 



"Limpieza" de Ríos

Tras las precipitaciones acaecidas en estos días, surge la idea de que "hay que limpiar los ríos", una idea que está profundamente enraizada. Culpándose a la no limpieza de los ríos como la causante de las inundaciones. 
Esta interpretación de los hechos, resulta muy llamativa y se manifiesta en ríos grandes y pequeños de la Península. 

La idea de la limpieza de los ríos puede provenir de esa mentalidad ancestral de tantas labores de manejos tradicionales, como la limpieza de los bosques para que no se produzcan incendios. Quizás, también porque en el pasado se "limpiaban" los cauces con frecuencia, a sabiendas de que no servía para nada, pero con ello se mantenía callado al personal y se ganaba votos. 
En definitiva, no hay crecida en las que no se demande la "limpieza del río" y desde luego, las aseveraciones de los científicos contra esas malas prácticas poco o nada se tienen en cuenta.


 "Limpieza" de un Río: 

En primer lugar habría que poner "limpieza" entre comillas, porque es una expresión que consiste en eliminar lo sucio, por ello debería de estar limitada a los residuos de origen humano que pueden encontrarse en el cauce del río.  
Cuando se pretende "limpiar" un río no es eliminarlo de basuras, sino de sedimentos, vegetación viva y muerta, en definitiva elementos naturales del propio río. Se demanda agrandar la sección del cauce y reducir su rugosidad para que el agua circule en mayor volumen y a mayor velocidad sin desbordarse. 

Cuando hablamos de limpieza de un río estamos dragando y arrancando vegetación, destruyendo el cauce, modificando su morfología, se rompe el equilibrio hidromorfológico vertical, transversal y longitudinal, se elimina vegetación viva, que ejercen de reguladoras del correcto funcionamiento del río, aniquilando muchos seres vivos. 
Así el río sufre un daño denunciable de acuerdo con las directivas europeas y la legislación estatal.
Estas prácticas se realizan con maquinaria pesada, sin información pública y además, sin evaluación de impacto ambiental. En España continúa siendo una práctica muy generalizada y constituye una de las causas de deterioro de nuestros ecosistemas fluviales. 

Por un lado, La "limpieza" de ríos son prácticas inútiles, ya que tras la limpieza y en los siguientes episodios de crecidas, el río volverá a acumular materiales en las mismas zonas que están "limpias", recuperando la morfología muy cercana a la original. Por ejemplo, si se draga el cauce en las primeras horas de la crecida, los sedimentos movilizados rellenarán los huecos. Pero si pensamos en los grandes ríos dragar una sección de grava de su lecho aumenta mínimamente la sección de la corriente desbordada, siendo despreciable, por lo tanto sería  tirar el dinero, es un despilfarro de mayor cuantía que indemnizar las pérdidas agrarias.

Otra cuestión evidente de la "limpieza" de los ríos es que son contraproducentes, ya que pueden provocar numerosos efectos negativos, como pueden ser: 

  • Fuerte incremento de los procesos de erosión lateral y en el propio lecho del cauce. 
  • Destrucción de la vegetación de ribera. 
  • Anulación de los procesos de regeneración de las comunidades vegetales ribereñas. 
  • Reducción de la biodiversidad. 
  • Impacto negativo sobre especies animales que pueden estar protegidas o en peligro de extinción. 
  • Incremento de especies oportunistas. 
  • Fuerte empeoramiento del estado ecológico- Incumpliendo así la Directiva Marco del Agua. 
  • Impacto paisajístico
  • Aumento de las puntas de velocidad de corriente. 
  • Generación de conflicto social. 



La Limpieza la hace el río: 

Los ríos poseen las crecidas fluviales como un mecanismo para "limpiar" periódicamente su cauce y se puede afirmar que lo hace bastante bien, mucho mejor que nosotros. El sistema fluvial es un sistema de transporte y de regulación. El cauce sirve para transportar agua, sedimentos y seres vivos, y con su propia morfología diseñada por sí mismo y con la ayuda de la vegetación tiene la capacidad de auto-regular sus crecidas. Por todo ello, se debería intentar imitarlo dando mayor espacio al río y regulándolo menos. 
Las crecidas distribuyen y clasifican los sedimentos y ordenan la vegetación, renovando el cauce, lo limpian de especies invasoras y de poblaciones excesivas. 
Se puede ayudar al río con su limpieza, retirando basuras, sin emplear maquinaria, retirando madera, o materia muerta. 

Es necesario dejar de demandar "limpiezas" y pensar en el funcionamiento de un río, buscar soluciones frente a las inundaciones, gestionarlos mejor, abordar el problema mas allá del corto plazo, porque inundaciones va a seguir habiendo y las zonas inundables, se inundarán siempre.