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lunes, 2 de mayo de 2016
viernes, 29 de abril de 2016
Cambio Climático Parte I
El Cambio Climático es cada vez un problema que se va acentuando, este problema cada vez tiene un calado mayor en la población pero lo que es más preocupante es una asimilación como un problema más de los que nos acontecen.
Actualmente hay pruebas, investigaciones científicas, que nos evidencian sobre las acciones sobre el calentamiento global. Modificaciones en la distribución de animales o plantas, el crecimiento de la cosecha, la pesca, períodos de sequía y estaciones con variaciones
térmicas y pluviométricas atípicas.
Se llama cambio climático a la variación global del clima de la Tierra. Esta variación es debida a causas naturales pero también a la acción del hombre y se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los parámetros climáticos: temperatura, precipitación, nubosidad, etc. El mundo industrializado ha conseguido que la concentración de estos gases haya aumentado un 30% desde el siglo pasado, cuando, sin la actuación humana, la naturaleza se encargaba de equilibrar las emisiones. Por lo tanto, podemos afirmar que el hombre es el causante de la aceleración de este cambio, un cambio que no le permite a la naturaleza por sí misma de auto-equilibrarse.
Existen muchos ejemplos que podemos citar de como el calentamiento global, cambio climático o efecto invernadero, han comenzado a hacer estragos y se esta dejando notar.
Como cada año, la organización ornitológica SEO/BirdLife, mediante votación popular abierta se eligió como Ave del Año 2016 al gorrión común (Passer domesticus). El gorrión una ave característica y común es una claro ejemplo de como está sufriendo las consecuencias y los efectos del cambio climático.
Este ave sedentaria se distribuye por todo el planeta y es muy habitual en entornos urbanos, aun así su población se ha visto disminuida en los últimos años. En España, los análisis indican una caída de más de un 14% con respecto a 1998. Conviviendo con el ser humano desde hace siglos y gracias a ello se ha extendido a lugares donde no existía de forma natural. La falta de alimentos, la competencia de las especies exóticas, los insecticidas, son cambios producidos por el ser humano.
A final de 2015 nos encontramos con otra evidencia, los medios de comunicación se hacía eco de la sequía del Ebro, en pleno invierno. La cuenca del Ebro cerraba un año natural en el que los principales síntomas que los expertos atribuyen al cambio climático se habrán dejado sentir con una claridad tan inusual como inquietante: sequedad generalizada al comenzar el invierno del segundo año más caluroso desde que existen datos y que, al mismo tiempo, incluyó la mayor riada en medio siglo.
De hecho, las previsiones de la Oficina de Planificación de la CHE (Conferencia Hidrográfica del Ebro) pronostica que la alteración de la meteorología restará 600 hectómetros cúbicos anuales de agua a la cuenca, pasando a tener más déficit hídrico de 1.500 hectómetros cúbicos, mayor que el que soporta el litoral en su conjunto: 400 en el Segura, 300 en la zona oriental de Andalucía, 245 en el Júcar y 78 en Cataluña, según sus respectivos planes hidrológicos.
De la misma manera, el calentamiento global provocará un aumento del nivel del mar de entre 15 y 100 centímetros provocando la inundación al Delta del Ebro.
Además, recientes estudios que manejan los responsables de la CHE también apuntan a una serie de cambios en el régimen de precipitaciones que harán que nieve menos y que esas reservas se fundan en menos tiempo, debido al aumento de la temperatura invernal y primaveral en el Pirineo, reduciendo la posibilidad de aprovechar esos recursos.
El negacionismo climático lo tiene cada vez más difícil, porque cada vez hay más evidencias. Durante la Cumbre sobre el Clima celebrada en el mes de diciembre de 2015 en París, se discutió sobre los elevados costes de las medidas necesarias para evitar que la temperatura suba por encima de los dos grados a final de siglo. Pero, esa no es la única cuenta que se debe hacer. También hay que calcular el coste, económico y humano, de vidas, que estos fenómenos extremos nos suponen y nos van a suponer en el futuro si no ponemos remedio.
Ésta es la primera parte de una serie de publicaciones ha realizar sobre el cambio climático, cuyo objetivo es concienciar de su importancia, de sus consecuencias y aunque parezca alarmista, estamos a tiempo de mitigar esos efectos, por nuestro presente pero también por nuestro futuro y el de las próximas generaciones.
Actualmente hay pruebas, investigaciones científicas, que nos evidencian sobre las acciones sobre el calentamiento global. Modificaciones en la distribución de animales o plantas, el crecimiento de la cosecha, la pesca, períodos de sequía y estaciones con variaciones
térmicas y pluviométricas atípicas.
Se llama cambio climático a la variación global del clima de la Tierra. Esta variación es debida a causas naturales pero también a la acción del hombre y se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los parámetros climáticos: temperatura, precipitación, nubosidad, etc. El mundo industrializado ha conseguido que la concentración de estos gases haya aumentado un 30% desde el siglo pasado, cuando, sin la actuación humana, la naturaleza se encargaba de equilibrar las emisiones. Por lo tanto, podemos afirmar que el hombre es el causante de la aceleración de este cambio, un cambio que no le permite a la naturaleza por sí misma de auto-equilibrarse.
Existen muchos ejemplos que podemos citar de como el calentamiento global, cambio climático o efecto invernadero, han comenzado a hacer estragos y se esta dejando notar.
Gorrión común./ Foto SEO/BirdLife |
Como cada año, la organización ornitológica SEO/BirdLife, mediante votación popular abierta se eligió como Ave del Año 2016 al gorrión común (Passer domesticus). El gorrión una ave característica y común es una claro ejemplo de como está sufriendo las consecuencias y los efectos del cambio climático.
Este ave sedentaria se distribuye por todo el planeta y es muy habitual en entornos urbanos, aun así su población se ha visto disminuida en los últimos años. En España, los análisis indican una caída de más de un 14% con respecto a 1998. Conviviendo con el ser humano desde hace siglos y gracias a ello se ha extendido a lugares donde no existía de forma natural. La falta de alimentos, la competencia de las especies exóticas, los insecticidas, son cambios producidos por el ser humano.
A final de 2015 nos encontramos con otra evidencia, los medios de comunicación se hacía eco de la sequía del Ebro, en pleno invierno. La cuenca del Ebro cerraba un año natural en el que los principales síntomas que los expertos atribuyen al cambio climático se habrán dejado sentir con una claridad tan inusual como inquietante: sequedad generalizada al comenzar el invierno del segundo año más caluroso desde que existen datos y que, al mismo tiempo, incluyó la mayor riada en medio siglo.
Sequía en pleno invierno en el Ebro/ Imagen E.Bayona |
De la misma manera, el calentamiento global provocará un aumento del nivel del mar de entre 15 y 100 centímetros provocando la inundación al Delta del Ebro.
Además, recientes estudios que manejan los responsables de la CHE también apuntan a una serie de cambios en el régimen de precipitaciones que harán que nieve menos y que esas reservas se fundan en menos tiempo, debido al aumento de la temperatura invernal y primaveral en el Pirineo, reduciendo la posibilidad de aprovechar esos recursos.
El negacionismo climático lo tiene cada vez más difícil, porque cada vez hay más evidencias. Durante la Cumbre sobre el Clima celebrada en el mes de diciembre de 2015 en París, se discutió sobre los elevados costes de las medidas necesarias para evitar que la temperatura suba por encima de los dos grados a final de siglo. Pero, esa no es la única cuenta que se debe hacer. También hay que calcular el coste, económico y humano, de vidas, que estos fenómenos extremos nos suponen y nos van a suponer en el futuro si no ponemos remedio.
Ésta es la primera parte de una serie de publicaciones ha realizar sobre el cambio climático, cuyo objetivo es concienciar de su importancia, de sus consecuencias y aunque parezca alarmista, estamos a tiempo de mitigar esos efectos, por nuestro presente pero también por nuestro futuro y el de las próximas generaciones.
Cambio Climático Parte I
El Cambio Climático es cada vez un problema que se va acentuando, este problema cada vez tiene un calado mayor en la población pero lo que es más preocupante es una asimilación como un problema más de los que nos acontecen.
Actualmente hay pruebas, investigaciones científicas, que nos evidencian sobre las acciones sobre el calentamiento global. Modificaciones en la distribución de animales o plantas, el crecimiento de la cosecha, la pesca, períodos de sequía y estaciones con variaciones
térmicas y pluviométricas atípicas.
Se llama cambio climático a la variación global del clima de la Tierra. Esta variación es debida a causas naturales pero también a la acción del hombre y se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los parámetros climáticos: temperatura, precipitación, nubosidad, etc. El mundo industrializado ha conseguido que la concentración de estos gases haya aumentado un 30% desde el siglo pasado, cuando, sin la actuación humana, la naturaleza se encargaba de equilibrar las emisiones. Por lo tanto, podemos afirmar que el hombre es el causante de la aceleración de este cambio, un cambio que no le permite a la naturaleza por sí misma de auto-equilibrarse.
Existen muchos ejemplos que podemos citar de como el calentamiento global, cambio climático o efecto invernadero, han comenzado a hacer estragos y se esta dejando notar.
Como cada año, la organización ornitológica SEO/BirdLife, mediante votación popular abierta se eligió como Ave del Año 2016 al gorrión común (Passer domesticus). El gorrión una ave característica y común es una claro ejemplo de como está sufriendo las consecuencias y los efectos del cambio climático.
Este ave sedentaria se distribuye por todo el planeta y es muy habitual en entornos urbanos, aun así su población se ha visto disminuida en los últimos años. En España, los análisis indican una caída de más de un 14% con respecto a 1998. Conviviendo con el ser humano desde hace siglos y gracias a ello se ha extendido a lugares donde no existía de forma natural. La falta de alimentos, la competencia de las especies exóticas, los insecticidas, son cambios producidos por el ser humano.
A final de 2015 nos encontramos con otra evidencia, los medios de comunicación se hacía eco de la sequía del Ebro, en pleno invierno. La cuenca del Ebro cerraba un año natural en el que los principales síntomas que los expertos atribuyen al cambio climático se habrán dejado sentir con una claridad tan inusual como inquietante: sequedad generalizada al comenzar el invierno del segundo año más caluroso desde que existen datos y que, al mismo tiempo, incluyó la mayor riada en medio siglo.
De hecho, las previsiones de la Oficina de Planificación de la CHE (Conferencia Hidrográfica del Ebro) pronostica que la alteración de la meteorología restará 600 hectómetros cúbicos anuales de agua a la cuenca, pasando a tener más déficit hídrico de 1.500 hectómetros cúbicos, mayor que el que soporta el litoral en su conjunto: 400 en el Segura, 300 en la zona oriental de Andalucía, 245 en el Júcar y 78 en Cataluña, según sus respectivos planes hidrológicos.
De la misma manera, el calentamiento global provocará un aumento del nivel del mar de entre 15 y 100 centímetros provocando la inundación al Delta del Ebro.
Además, recientes estudios que manejan los responsables de la CHE también apuntan a una serie de cambios en el régimen de precipitaciones que harán que nieve menos y que esas reservas se fundan en menos tiempo, debido al aumento de la temperatura invernal y primaveral en el Pirineo, reduciendo la posibilidad de aprovechar esos recursos.
El negacionismo climático lo tiene cada vez más difícil, porque cada vez hay más evidencias. Durante la Cumbre sobre el Clima celebrada en el mes de diciembre de 2015 en París, se discutió sobre los elevados costes de las medidas necesarias para evitar que la temperatura suba por encima de los dos grados a final de siglo. Pero, esa no es la única cuenta que se debe hacer. También hay que calcular el coste, económico y humano, de vidas, que estos fenómenos extremos nos suponen y nos van a suponer en el futuro si no ponemos remedio.
Ésta es la primera parte de una serie de publicaciones ha realizar sobre el cambio climático, cuyo objetivo es concienciar de su importancia, de sus consecuencias y aunque parezca alarmista, estamos a tiempo de mitigar esos efectos, por nuestro presente pero también por nuestro futuro y el de las próximas generaciones.
Actualmente hay pruebas, investigaciones científicas, que nos evidencian sobre las acciones sobre el calentamiento global. Modificaciones en la distribución de animales o plantas, el crecimiento de la cosecha, la pesca, períodos de sequía y estaciones con variaciones
térmicas y pluviométricas atípicas.
Se llama cambio climático a la variación global del clima de la Tierra. Esta variación es debida a causas naturales pero también a la acción del hombre y se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los parámetros climáticos: temperatura, precipitación, nubosidad, etc. El mundo industrializado ha conseguido que la concentración de estos gases haya aumentado un 30% desde el siglo pasado, cuando, sin la actuación humana, la naturaleza se encargaba de equilibrar las emisiones. Por lo tanto, podemos afirmar que el hombre es el causante de la aceleración de este cambio, un cambio que no le permite a la naturaleza por sí misma de auto-equilibrarse.
Existen muchos ejemplos que podemos citar de como el calentamiento global, cambio climático o efecto invernadero, han comenzado a hacer estragos y se esta dejando notar.
Gorrión común./ Foto SEO/BirdLife |
Como cada año, la organización ornitológica SEO/BirdLife, mediante votación popular abierta se eligió como Ave del Año 2016 al gorrión común (Passer domesticus). El gorrión una ave característica y común es una claro ejemplo de como está sufriendo las consecuencias y los efectos del cambio climático.
Este ave sedentaria se distribuye por todo el planeta y es muy habitual en entornos urbanos, aun así su población se ha visto disminuida en los últimos años. En España, los análisis indican una caída de más de un 14% con respecto a 1998. Conviviendo con el ser humano desde hace siglos y gracias a ello se ha extendido a lugares donde no existía de forma natural. La falta de alimentos, la competencia de las especies exóticas, los insecticidas, son cambios producidos por el ser humano.
A final de 2015 nos encontramos con otra evidencia, los medios de comunicación se hacía eco de la sequía del Ebro, en pleno invierno. La cuenca del Ebro cerraba un año natural en el que los principales síntomas que los expertos atribuyen al cambio climático se habrán dejado sentir con una claridad tan inusual como inquietante: sequedad generalizada al comenzar el invierno del segundo año más caluroso desde que existen datos y que, al mismo tiempo, incluyó la mayor riada en medio siglo.
Sequía en pleno invierno en el Ebro/ Imagen E.Bayona |
De la misma manera, el calentamiento global provocará un aumento del nivel del mar de entre 15 y 100 centímetros provocando la inundación al Delta del Ebro.
Además, recientes estudios que manejan los responsables de la CHE también apuntan a una serie de cambios en el régimen de precipitaciones que harán que nieve menos y que esas reservas se fundan en menos tiempo, debido al aumento de la temperatura invernal y primaveral en el Pirineo, reduciendo la posibilidad de aprovechar esos recursos.
El negacionismo climático lo tiene cada vez más difícil, porque cada vez hay más evidencias. Durante la Cumbre sobre el Clima celebrada en el mes de diciembre de 2015 en París, se discutió sobre los elevados costes de las medidas necesarias para evitar que la temperatura suba por encima de los dos grados a final de siglo. Pero, esa no es la única cuenta que se debe hacer. También hay que calcular el coste, económico y humano, de vidas, que estos fenómenos extremos nos suponen y nos van a suponer en el futuro si no ponemos remedio.
Ésta es la primera parte de una serie de publicaciones ha realizar sobre el cambio climático, cuyo objetivo es concienciar de su importancia, de sus consecuencias y aunque parezca alarmista, estamos a tiempo de mitigar esos efectos, por nuestro presente pero también por nuestro futuro y el de las próximas generaciones.
viernes, 12 de febrero de 2016
Humedales para nuestro futuro: La Laguna de Herrera
El 2 de febrero de cada año es el Día Mundial de los Humedales, fecha en que se firmó en 1971 el Convenio sobre los Humedales, en la ciudad iraní de Ramsar.
Uno de los principales logros de este Convenio ha sido la creación de la lista de humedales de importancia internacional. El Estado español cuenta con 74 zonas húmedas incorporadas a la Lista de Humedales de Importancia Internacional. La mayoría de las zonas húmedas de importancia internacional, protegidas por este Convenio Ramsar, cuentan con otras figuras de protección(parque nacional, parque natural o ZEPA.
A pesar de ello, resulta evidente la grave situación en que se encuentran la mayoría de nuestros humedales, los cuales durante siglos han sido considerados como eriales y zonas insalubres, por lo que fueron objeto de continuos planes de desecación, ocupaciones producidas por la actividad agrícola, extracción de aguas fluviales y subterráneas, vertidos de aguas contaminadas y residuos, construcción de infraestructuras de transporte y urbanizaciones en sus márgenes.
En la Vega de Antequera, en la pedanía de Los Llanos de Antequera, disponemos de uno de los humedales más importantes de Andalucía al tratarse de la laguna más grande de agua dulce de la provincia de Málaga, y la tercera de Andalucía. Constituyendo un ecosistema de gran valor ecológico, el de los pequeños humedales estepáricos del interior peninsular, únicos en la Unión Europea.
Situado en la cuenca hidrográfica del Guadalhorce, la Laguna de Herrera se comporta como un humedal estacional, cuyo régimen hídrico varia en función del descenso de los niveles piezométricos y la evaporación, desecándose por completo durante en verano en condiciones naturales. Sin embargo, en la actualidad el régimen hídrico original del humedal se encuentra alterado mediante una red de drenes que desaguan las aguas entrantes hacia el río Guadalhorce.
Flamencos en Laguna de Herrera. SEO Málaga |
La Laguna de Herrera cumple una función fundamental en la recarga del acuífero que permite una productiva agricultura de la Vega antequerana, puesto que progresivamente son más las prácticas agrícolas que sustentan unos humedales sanos.
Actualmente la Laguna de Herrera presenta un carácter de propiedad privada, aunque esto no ha constituido un impedimento para su inclusión en el Inventariado de Humedales de Andalucía, puesto que este humedal antequerano cumple todas las características: ser hábitat de varias poblaciones de fauna, sus valores naturales, geológicos, geomofológicos o culturales, éste carácter privado si imposibilita su recuperación y la puesta en valor. Por lo tanto garantizar una mayor medida de conservación de los valores naturales y de la rica biodiversidad que alberga debe ser el siguiente paso.
La recuperación de la Laguna de Herrera sería perfectamente compatible con la explotación agrícola de su entorno. No se encuentran motivos para considerar que las actuales concesiones legales de agua que se vienen realizando para extracción de pozos, y el suministro para riego, siempre que se realicen de manera legal, no puedan mantener su continuidad en los mismos términos y condiciones en que actualmente se vienen realizando.
Por el contrario, drásticas limitaciones hídricas se impondrían en caso de ser declarado sobreexplotado el acuífero de la Vega de Antequera, evitable precisamente con actuaciones como la protección de la Laguna de Herrera, verdadero embudo del acuífero.
En definitiva, la protección de la Laguna de Herrera sería precisamente uno de los principales garantes para la conservación de la agricultura en toda la vega, la potenciación en un futuro de la agricultura biológica, hoy muy demandada en los mercados internacionales y nacionales; la posible obtención de ayudas agroambientales para las explotaciones que realicen una agricultura sostenible; la contribución al desarrollo rural, aportando un elemento más al patrimonio natural y cultural de Antequera por el valor añadido a estos terrenos debido a su singularidad ecológica y paisajística; fomento del turismo de naturaleza, y de observación de la avifauna; o la creación de un recurso para la educación medioambiental de cara a la población escolar y al resto de usuarios, serían sus múltiples beneficios derivados de su protección mediante una figura mayor.
Localización Laguna de Herrera, Antequera (Málaga)
Humedales para nuestro futuro: La Laguna de Herrera
El 2 de febrero de cada año es el Día Mundial de los Humedales, fecha en que se firmó en 1971 el Convenio sobre los Humedales, en la ciudad iraní de Ramsar.
Uno de los principales logros de este Convenio ha sido la creación de la lista de humedales de importancia internacional. El Estado español cuenta con 74 zonas húmedas incorporadas a la Lista de Humedales de Importancia Internacional. La mayoría de las zonas húmedas de importancia internacional, protegidas por este Convenio Ramsar, cuentan con otras figuras de protección(parque nacional, parque natural o ZEPA.
A pesar de ello, resulta evidente la grave situación en que se encuentran la mayoría de nuestros humedales, los cuales durante siglos han sido considerados como eriales y zonas insalubres, por lo que fueron objeto de continuos planes de desecación, ocupaciones producidas por la actividad agrícola, extracción de aguas fluviales y subterráneas, vertidos de aguas contaminadas y residuos, construcción de infraestructuras de transporte y urbanizaciones en sus márgenes.
En la Vega de Antequera, en la pedanía de Los Llanos de Antequera, disponemos de uno de los humedales más importantes de Andalucía al tratarse de la laguna más grande de agua dulce de la provincia de Málaga, y la tercera de Andalucía. Constituyendo un ecosistema de gran valor ecológico, el de los pequeños humedales estepáricos del interior peninsular, únicos en la Unión Europea.
Situado en la cuenca hidrográfica del Guadalhorce, la Laguna de Herrera se comporta como un humedal estacional, cuyo régimen hídrico varia en función del descenso de los niveles piezométricos y la evaporación, desecándose por completo durante en verano en condiciones naturales. Sin embargo, en la actualidad el régimen hídrico original del humedal se encuentra alterado mediante una red de drenes que desaguan las aguas entrantes hacia el río Guadalhorce.
Flamencos en Laguna de Herrera. SEO Málaga |
La Laguna de Herrera cumple una función fundamental en la recarga del acuífero que permite una productiva agricultura de la Vega antequerana, puesto que progresivamente son más las prácticas agrícolas que sustentan unos humedales sanos.
Actualmente la Laguna de Herrera presenta un carácter de propiedad privada, aunque esto no ha constituido un impedimento para su inclusión en el Inventariado de Humedales de Andalucía, puesto que este humedal antequerano cumple todas las características: ser hábitat de varias poblaciones de fauna, sus valores naturales, geológicos, geomofológicos o culturales, éste carácter privado si imposibilita su recuperación y la puesta en valor. Por lo tanto garantizar una mayor medida de conservación de los valores naturales y de la rica biodiversidad que alberga debe ser el siguiente paso.
La recuperación de la Laguna de Herrera sería perfectamente compatible con la explotación agrícola de su entorno. No se encuentran motivos para considerar que las actuales concesiones legales de agua que se vienen realizando para extracción de pozos, y el suministro para riego, siempre que se realicen de manera legal, no puedan mantener su continuidad en los mismos términos y condiciones en que actualmente se vienen realizando.
Por el contrario, drásticas limitaciones hídricas se impondrían en caso de ser declarado sobreexplotado el acuífero de la Vega de Antequera, evitable precisamente con actuaciones como la protección de la Laguna de Herrera, verdadero embudo del acuífero.
En definitiva, la protección de la Laguna de Herrera sería precisamente uno de los principales garantes para la conservación de la agricultura en toda la vega, la potenciación en un futuro de la agricultura biológica, hoy muy demandada en los mercados internacionales y nacionales; la posible obtención de ayudas agroambientales para las explotaciones que realicen una agricultura sostenible; la contribución al desarrollo rural, aportando un elemento más al patrimonio natural y cultural de Antequera por el valor añadido a estos terrenos debido a su singularidad ecológica y paisajística; fomento del turismo de naturaleza, y de observación de la avifauna; o la creación de un recurso para la educación medioambiental de cara a la población escolar y al resto de usuarios, serían sus múltiples beneficios derivados de su protección mediante una figura mayor.
Localización Laguna de Herrera, Antequera (Málaga)
sábado, 9 de enero de 2016
"Limpieza" de Ríos
Tras las precipitaciones acaecidas en estos días, surge la idea de que "hay que limpiar los ríos", una idea que está profundamente enraizada. Culpándose a la no limpieza de los ríos como la causante de las inundaciones.
Esta interpretación de los hechos, resulta muy llamativa y se manifiesta en ríos grandes y pequeños de la Península.
La idea de la limpieza de los ríos puede provenir de esa mentalidad ancestral de tantas labores de manejos tradicionales, como la limpieza de los bosques para que no se produzcan incendios. Quizás, también porque en el pasado se "limpiaban" los cauces con frecuencia, a sabiendas de que no servía para nada, pero con ello se mantenía callado al personal y se ganaba votos.
En definitiva, no hay crecida en las que no se demande la "limpieza del río" y desde luego, las aseveraciones de los científicos contra esas malas prácticas poco o nada se tienen en cuenta.
Cuando se pretende "limpiar" un río no es eliminarlo de basuras, sino de sedimentos, vegetación viva y muerta, en definitiva elementos naturales del propio río. Se demanda agrandar la sección del cauce y reducir su rugosidad para que el agua circule en mayor volumen y a mayor velocidad sin desbordarse.
Cuando hablamos de limpieza de un río estamos dragando y arrancando vegetación, destruyendo el cauce, modificando su morfología, se rompe el equilibrio hidromorfológico vertical, transversal y longitudinal, se elimina vegetación viva, que ejercen de reguladoras del correcto funcionamiento del río, aniquilando muchos seres vivos.
Así el río sufre un daño denunciable de acuerdo con las directivas europeas y la legislación estatal.
Estas prácticas se realizan con maquinaria pesada, sin información pública y además, sin evaluación de impacto ambiental. En España continúa siendo una práctica muy generalizada y constituye una de las causas de deterioro de nuestros ecosistemas fluviales.
Por un lado, La "limpieza" de ríos son prácticas inútiles, ya que tras la limpieza y en los siguientes episodios de crecidas, el río volverá a acumular materiales en las mismas zonas que están "limpias", recuperando la morfología muy cercana a la original. Por ejemplo, si se draga el cauce en las primeras horas de la crecida, los sedimentos movilizados rellenarán los huecos. Pero si pensamos en los grandes ríos dragar una sección de grava de su lecho aumenta mínimamente la sección de la corriente desbordada, siendo despreciable, por lo tanto sería tirar el dinero, es un despilfarro de mayor cuantía que indemnizar las pérdidas agrarias.
Otra cuestión evidente de la "limpieza" de los ríos es que son contraproducentes, ya que pueden provocar numerosos efectos negativos, como pueden ser:
Las crecidas distribuyen y clasifican los sedimentos y ordenan la vegetación, renovando el cauce, lo limpian de especies invasoras y de poblaciones excesivas.
Se puede ayudar al río con su limpieza, retirando basuras, sin emplear maquinaria, retirando madera, o materia muerta.
Es necesario dejar de demandar "limpiezas" y pensar en el funcionamiento de un río, buscar soluciones frente a las inundaciones, gestionarlos mejor, abordar el problema mas allá del corto plazo, porque inundaciones va a seguir habiendo y las zonas inundables, se inundarán siempre.
Con todo esto, desde Efecto Ambientólogo queremos, por un lado, concienciar de que la actual "limpieza" es una actuación destructiva del cauce que no sirve para reducir los riesgos de inundación. Y por otro lado, educar para conseguir que las sociedades ribereñas renuncien a este tipo de acciones y promover mecanismos alternativos de gestión.
Pasar del concepto de limpieza de cauces al concepto de mantenimiento y conservación de cauces
Esta interpretación de los hechos, resulta muy llamativa y se manifiesta en ríos grandes y pequeños de la Península.
La idea de la limpieza de los ríos puede provenir de esa mentalidad ancestral de tantas labores de manejos tradicionales, como la limpieza de los bosques para que no se produzcan incendios. Quizás, también porque en el pasado se "limpiaban" los cauces con frecuencia, a sabiendas de que no servía para nada, pero con ello se mantenía callado al personal y se ganaba votos.
En definitiva, no hay crecida en las que no se demande la "limpieza del río" y desde luego, las aseveraciones de los científicos contra esas malas prácticas poco o nada se tienen en cuenta.
"Limpieza" de un Río:
En primer lugar habría que poner "limpieza" entre comillas, porque es una expresión que consiste en eliminar lo sucio, por ello debería de estar limitada a los residuos de origen humano que pueden encontrarse en el cauce del río.Cuando se pretende "limpiar" un río no es eliminarlo de basuras, sino de sedimentos, vegetación viva y muerta, en definitiva elementos naturales del propio río. Se demanda agrandar la sección del cauce y reducir su rugosidad para que el agua circule en mayor volumen y a mayor velocidad sin desbordarse.
Cuando hablamos de limpieza de un río estamos dragando y arrancando vegetación, destruyendo el cauce, modificando su morfología, se rompe el equilibrio hidromorfológico vertical, transversal y longitudinal, se elimina vegetación viva, que ejercen de reguladoras del correcto funcionamiento del río, aniquilando muchos seres vivos.
Así el río sufre un daño denunciable de acuerdo con las directivas europeas y la legislación estatal.
Estas prácticas se realizan con maquinaria pesada, sin información pública y además, sin evaluación de impacto ambiental. En España continúa siendo una práctica muy generalizada y constituye una de las causas de deterioro de nuestros ecosistemas fluviales.
Por un lado, La "limpieza" de ríos son prácticas inútiles, ya que tras la limpieza y en los siguientes episodios de crecidas, el río volverá a acumular materiales en las mismas zonas que están "limpias", recuperando la morfología muy cercana a la original. Por ejemplo, si se draga el cauce en las primeras horas de la crecida, los sedimentos movilizados rellenarán los huecos. Pero si pensamos en los grandes ríos dragar una sección de grava de su lecho aumenta mínimamente la sección de la corriente desbordada, siendo despreciable, por lo tanto sería tirar el dinero, es un despilfarro de mayor cuantía que indemnizar las pérdidas agrarias.
Otra cuestión evidente de la "limpieza" de los ríos es que son contraproducentes, ya que pueden provocar numerosos efectos negativos, como pueden ser:
- Fuerte incremento de los procesos de erosión lateral y en el propio lecho del cauce.
- Destrucción de la vegetación de ribera.
- Anulación de los procesos de regeneración de las comunidades vegetales ribereñas.
- Reducción de la biodiversidad.
- Impacto negativo sobre especies animales que pueden estar protegidas o en peligro de extinción.
- Incremento de especies oportunistas.
- Fuerte empeoramiento del estado ecológico- Incumpliendo así la Directiva Marco del Agua.
- Impacto paisajístico
- Aumento de las puntas de velocidad de corriente.
- Generación de conflicto social.
La Limpieza la hace el río:
Los ríos poseen las crecidas fluviales como un mecanismo para "limpiar" periódicamente su cauce y se puede afirmar que lo hace bastante bien, mucho mejor que nosotros. El sistema fluvial es un sistema de transporte y de regulación. El cauce sirve para transportar agua, sedimentos y seres vivos, y con su propia morfología diseñada por sí mismo y con la ayuda de la vegetación tiene la capacidad de auto-regular sus crecidas. Por todo ello, se debería intentar imitarlo dando mayor espacio al río y regulándolo menos.Las crecidas distribuyen y clasifican los sedimentos y ordenan la vegetación, renovando el cauce, lo limpian de especies invasoras y de poblaciones excesivas.
Se puede ayudar al río con su limpieza, retirando basuras, sin emplear maquinaria, retirando madera, o materia muerta.
Es necesario dejar de demandar "limpiezas" y pensar en el funcionamiento de un río, buscar soluciones frente a las inundaciones, gestionarlos mejor, abordar el problema mas allá del corto plazo, porque inundaciones va a seguir habiendo y las zonas inundables, se inundarán siempre.
Con todo esto, desde Efecto Ambientólogo queremos, por un lado, concienciar de que la actual "limpieza" es una actuación destructiva del cauce que no sirve para reducir los riesgos de inundación. Y por otro lado, educar para conseguir que las sociedades ribereñas renuncien a este tipo de acciones y promover mecanismos alternativos de gestión.
Pasar del concepto de limpieza de cauces al concepto de mantenimiento y conservación de cauces
"Limpieza" de Ríos
Tras las precipitaciones acaecidas en estos días, surge la idea de que "hay que limpiar los ríos", una idea que está profundamente enraizada. Culpándose a la no limpieza de los ríos como la causante de las inundaciones.
Esta interpretación de los hechos, resulta muy llamativa y se manifiesta en ríos grandes y pequeños de la Península.
La idea de la limpieza de los ríos puede provenir de esa mentalidad ancestral de tantas labores de manejos tradicionales, como la limpieza de los bosques para que no se produzcan incendios. Quizás, también porque en el pasado se "limpiaban" los cauces con frecuencia, a sabiendas de que no servía para nada, pero con ello se mantenía callado al personal y se ganaba votos.
En definitiva, no hay crecida en las que no se demande la "limpieza del río" y desde luego, las aseveraciones de los científicos contra esas malas prácticas poco o nada se tienen en cuenta.
Cuando se pretende "limpiar" un río no es eliminarlo de basuras, sino de sedimentos, vegetación viva y muerta, en definitiva elementos naturales del propio río. Se demanda agrandar la sección del cauce y reducir su rugosidad para que el agua circule en mayor volumen y a mayor velocidad sin desbordarse.
Cuando hablamos de limpieza de un río estamos dragando y arrancando vegetación, destruyendo el cauce, modificando su morfología, se rompe el equilibrio hidromorfológico vertical, transversal y longitudinal, se elimina vegetación viva, que ejercen de reguladoras del correcto funcionamiento del río, aniquilando muchos seres vivos.
Así el río sufre un daño denunciable de acuerdo con las directivas europeas y la legislación estatal.
Estas prácticas se realizan con maquinaria pesada, sin información pública y además, sin evaluación de impacto ambiental. En España continúa siendo una práctica muy generalizada y constituye una de las causas de deterioro de nuestros ecosistemas fluviales.
Por un lado, La "limpieza" de ríos son prácticas inútiles, ya que tras la limpieza y en los siguientes episodios de crecidas, el río volverá a acumular materiales en las mismas zonas que están "limpias", recuperando la morfología muy cercana a la original. Por ejemplo, si se draga el cauce en las primeras horas de la crecida, los sedimentos movilizados rellenarán los huecos. Pero si pensamos en los grandes ríos dragar una sección de grava de su lecho aumenta mínimamente la sección de la corriente desbordada, siendo despreciable, por lo tanto sería tirar el dinero, es un despilfarro de mayor cuantía que indemnizar las pérdidas agrarias.
Otra cuestión evidente de la "limpieza" de los ríos es que son contraproducentes, ya que pueden provocar numerosos efectos negativos, como pueden ser:
Las crecidas distribuyen y clasifican los sedimentos y ordenan la vegetación, renovando el cauce, lo limpian de especies invasoras y de poblaciones excesivas.
Se puede ayudar al río con su limpieza, retirando basuras, sin emplear maquinaria, retirando madera, o materia muerta.
Es necesario dejar de demandar "limpiezas" y pensar en el funcionamiento de un río, buscar soluciones frente a las inundaciones, gestionarlos mejor, abordar el problema mas allá del corto plazo, porque inundaciones va a seguir habiendo y las zonas inundables, se inundarán siempre.
Esta interpretación de los hechos, resulta muy llamativa y se manifiesta en ríos grandes y pequeños de la Península.
La idea de la limpieza de los ríos puede provenir de esa mentalidad ancestral de tantas labores de manejos tradicionales, como la limpieza de los bosques para que no se produzcan incendios. Quizás, también porque en el pasado se "limpiaban" los cauces con frecuencia, a sabiendas de que no servía para nada, pero con ello se mantenía callado al personal y se ganaba votos.
En definitiva, no hay crecida en las que no se demande la "limpieza del río" y desde luego, las aseveraciones de los científicos contra esas malas prácticas poco o nada se tienen en cuenta.
"Limpieza" de un Río:
En primer lugar habría que poner "limpieza" entre comillas, porque es una expresión que consiste en eliminar lo sucio, por ello debería de estar limitada a los residuos de origen humano que pueden encontrarse en el cauce del río.Cuando se pretende "limpiar" un río no es eliminarlo de basuras, sino de sedimentos, vegetación viva y muerta, en definitiva elementos naturales del propio río. Se demanda agrandar la sección del cauce y reducir su rugosidad para que el agua circule en mayor volumen y a mayor velocidad sin desbordarse.
Cuando hablamos de limpieza de un río estamos dragando y arrancando vegetación, destruyendo el cauce, modificando su morfología, se rompe el equilibrio hidromorfológico vertical, transversal y longitudinal, se elimina vegetación viva, que ejercen de reguladoras del correcto funcionamiento del río, aniquilando muchos seres vivos.
Así el río sufre un daño denunciable de acuerdo con las directivas europeas y la legislación estatal.
Estas prácticas se realizan con maquinaria pesada, sin información pública y además, sin evaluación de impacto ambiental. En España continúa siendo una práctica muy generalizada y constituye una de las causas de deterioro de nuestros ecosistemas fluviales.
Por un lado, La "limpieza" de ríos son prácticas inútiles, ya que tras la limpieza y en los siguientes episodios de crecidas, el río volverá a acumular materiales en las mismas zonas que están "limpias", recuperando la morfología muy cercana a la original. Por ejemplo, si se draga el cauce en las primeras horas de la crecida, los sedimentos movilizados rellenarán los huecos. Pero si pensamos en los grandes ríos dragar una sección de grava de su lecho aumenta mínimamente la sección de la corriente desbordada, siendo despreciable, por lo tanto sería tirar el dinero, es un despilfarro de mayor cuantía que indemnizar las pérdidas agrarias.
Otra cuestión evidente de la "limpieza" de los ríos es que son contraproducentes, ya que pueden provocar numerosos efectos negativos, como pueden ser:
- Fuerte incremento de los procesos de erosión lateral y en el propio lecho del cauce.
- Destrucción de la vegetación de ribera.
- Anulación de los procesos de regeneración de las comunidades vegetales ribereñas.
- Reducción de la biodiversidad.
- Impacto negativo sobre especies animales que pueden estar protegidas o en peligro de extinción.
- Incremento de especies oportunistas.
- Fuerte empeoramiento del estado ecológico- Incumpliendo así la Directiva Marco del Agua.
- Impacto paisajístico
- Aumento de las puntas de velocidad de corriente.
- Generación de conflicto social.
La Limpieza la hace el río:
Los ríos poseen las crecidas fluviales como un mecanismo para "limpiar" periódicamente su cauce y se puede afirmar que lo hace bastante bien, mucho mejor que nosotros. El sistema fluvial es un sistema de transporte y de regulación. El cauce sirve para transportar agua, sedimentos y seres vivos, y con su propia morfología diseñada por sí mismo y con la ayuda de la vegetación tiene la capacidad de auto-regular sus crecidas. Por todo ello, se debería intentar imitarlo dando mayor espacio al río y regulándolo menos.Las crecidas distribuyen y clasifican los sedimentos y ordenan la vegetación, renovando el cauce, lo limpian de especies invasoras y de poblaciones excesivas.
Se puede ayudar al río con su limpieza, retirando basuras, sin emplear maquinaria, retirando madera, o materia muerta.
Es necesario dejar de demandar "limpiezas" y pensar en el funcionamiento de un río, buscar soluciones frente a las inundaciones, gestionarlos mejor, abordar el problema mas allá del corto plazo, porque inundaciones va a seguir habiendo y las zonas inundables, se inundarán siempre.
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